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La ecocardiografía es una prueba diagnóstica que, a través de ondas sonoras de alta frecuencia (ultrasonidos), aporta información acerca de la forma, el tamaño y la fuerza del corazón, el movimiento y grosor de sus paredes y el funcionamiento de sus válvulas. También puede suministrar información sobre las arterias.
Los equipos de ecocardiografía convierten estos impulsos en imágenes en movimiento del corazón, permitiendo además estudiar la velocidad de la sangre en el interior de las cavidades.
Este estudio suele durar un máximo de 45 minutos. El paciente no debe sentir dolor ni molestia alguna durante la realización del procedimiento.
Durante el estudio, el paciente estará acostado sobre una camilla. Le colocaremos sobre el pecho pequeños discos de metal denominados electrodos para registrar el ritmo cardiaco durante la exploración. A continuación, se le aplicará un gel espeso sobre el pecho. El gel puede estar un poco frío pero no mancha ni altera la piel.
Posteriormente, se coloca un instrumento que emite ondas sonoras, llamado transductor, el especialista lo irá moviendo por su pecho mientras lo presiona firmemente a la altura del corazón. El transductor recoge los ecos de las ondas sonoras y los transmite como impulsos eléctricos.
Posiblemente, se le pida que inspire o espire o que contenga brevemente la respiración. Pero, durante la mayor parte del estudio, deberá permanecer inmóvil.
No es necesario ningún tipo de preparación especial antes de someterse a una ecocardiografía. No es necesario que acuda en ayunas y si toma medicación de manera habitual, puede tomársela.
El paciente podrá hacer vida normal e incorporarse a sus tareas laborales o domésticas diarias. Si se le realiza alguna de las técnicas ecocardiográficas que requieren algo de anestesia, es recomendable que acuda acompañado para volver luego a su domicilio.
Además, no es una prueba dolorosa ni produce ningún efecto secundario.
En las Clínicas Gaias también se realizan tipos específicos de ecocardiografía, como es la ecocardiografía de esfuerzo. Consiste en visualizar el corazón mientras se realiza un esfuerzo. Se utiliza para mejor el rendimiento diagnóstico de la prueba de esfuerzo. No se deben ingerir alimentos sólidos en las dos horas previas al estudio. Además, el médico que solicita la prueba le indicará si debe tomar la medicación habitual o ésta tiene que ser suspendida previamente a la realización del test.
Inicialmente se recogen imágenes de reposo. A continuación al paciente se le estudia caminando sobre una cinta rodante o en bicicleta, con el pecho descubierto, donde se le colocarán unos electrodos para la visualización del electrocardiograma y un manguito en el brazo izquierdo para la toma de la presión arterial. Una vez terminado el esfuerzo, pasará con rapidez de nuevo a la camilla para tomar de nuevo imágenes. En otras ocasiones se utilizan medicamentos por vía venosa que aumentan la frecuencia de las pulsaciones adquiriéndose imágenes con el paciente tumbado en la camilla de exploración.
Durante la prueba puede aparecer dolor torácico, fatiga o malestar que desaparecen en la fase de recuperación. La duración aproximada del estudio es de 30 a 45 minutos. Después de la exploración podrá hacer vida normal e incorporarse a sus tareas habituales.
Las enfermedades en las que se realiza esta prueba son:
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